La tele

En la tele, la peña se reviste de un glamour siniestro
Las sonrisas y las caras cuadradas, artificiales como una barra del Eroski al tercer día de vida.
Maquillajes saturados, vestidos apretados, mesas relucientes y gafas de pasta.
El luxe de lo cutre, sin una mísera pizca de elegancia y sensatez.
Perros que valen más que personas, familias y aptitudes y actitudes xenófobas, infantiles, despóticas, ridículas.
El desconchado mundo chapado en oro, diamantes del chino y baratijas de principios.
Collage de hipocresía y vulgaridad, la televisión del siglo XXI no da pena sino asco, eso si, sociológicamente es de lo más inspirador.

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