Me da igual lo que seas, se te nota en la cara que eres buena gente

Y rompiendo barreras y muros donde ni la edad, ni la cultura, ni la raza, ni el sexo, son capaces de censurar el sentimiento tan hondo de nuestro amor.
Lxs niñxs nos ayudan, mucho hierro, mucha cuerda... pero ellxs saben cómo cargar una furgoneta. Son gitanxs, orgullosxs de serlo y de parecerlo. Tienen muchos mercadillos a sus espaldas.
Las lágrimas me vuelven a caer porque los regalos de la vida me superan con creces y el limonero de histeria tiene muchas hojas nuevas y pequeñitas y a mi me duele el corazón de tanto amor y tanta intensidad y quisiera volar y tejer alas para todxs lxs que se cruzan en el paso de cebra de mi alma. Ellxs vienen a mis brazos llenos de heridas y duendes y hadas me ofrecen su magia para que lxs cure, y ellxs, con sus boquitas de dientes de leche, se agarran a mis pantalones caídos y a mi se vuelve a caer el alma y que me duele el corazón no es ninguna metáfora y es que de tanto amor y llorar, a una se le oxidan las cerraduras y todo el rato, mi órgano motor, abierto a los vientos de esos ojos de esa niña que es una futura poesía hundida en el universo de la sensibilidad de un mundo de parásitos egocéntricos...
Ven cariño a mi vera que me tienes que enseñar tanto... que te tengo que dar esa clase que te he prometido porque tú hoy me has vuelto a mostrar qué significa vivir y okupar el cielo con las estrellas como guardianas de nuestra casa de fantasía. La poesía está en ti, crece con ella, no consientas que nadie te la arrebate, protégela con tu vida porque si te arrebatan tu querer, tus ganas de amar, tu corazón tan bello, inocente y sabio, te quitarán las ganas de vivirla, y eso mi niña de morritos, es t
u esencia, y tiene que ser tu lucha y será la mía porque me has alzado más allá de la luna, me has traído al centro de la tierra y bañado con tus versos de canciones rumberas, flamencas, con tus ecos del rocío...
Gitanita mía de Otxarkoaga, me has transportado a un mundo que perdí hace mucho tiempo y con tu forma de amarme, has hecho realidad mi sueño, y ahora más que nunca, vuelvo a llorar, como tu mi niña, ahogándome en tu ternura, y agradeciendo a la vida la oportunidad de resucitar con un suspiro en el vertedero en medio de una histeria KOlektiba, rodeada de micros, vídeos y fotos que sólo me dicen lo importante que es vivir el presente y la humildad.
Gracias por hacerme respirar, mi niña, te prometo que ahora dejaré de temblar y que tú y tú mi otra niña, seréis mi caballo de batalla, mi cetro de poder, mi arma de ilusión y el aliento que hará que cada mañana me levante y luche, por ti, por mi, porque cuando se abre esa puerta ya no hay marcha atrás. 

 Gracias mi gitanita, nos vemos en las calles al amparo de la poesía y el flamenco.

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