Entre dos orillas

En el Estrecho decidimos amarnos aún a costa del levante
Entre dos continentes no pudimos contenernos y caímos a las faldas de una frontera, asesinados por una pasión yonqui y risueña, luchando por la ruina, por la utopía sabida de dos almas exiliadas y por la anarquía de un amor incierto y desconsiderado.
Hoy, que el cantábrico baña mis pies, el ayer es un sueño y el azul del mar, el horizonte perplejo donde contemplo la derrota de nuestra victoria.

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