Inalterable: alquimia
El monte y la tarara buscan amor
se encuentran en el claro de eucaliptos
beben agua de un chorrito
y cantan pata negra
Se lanzan versos y besos
botellas e insultos
y yacen exhaustos debajo de los pinos moribundos
Se desquician con el levante y se refugian en el bosque
Corren con los perros
Olfatean las desdichas
y cocinan alegrías
Arrancan de raíz lo muerto
y dejan a la vida que haga el resto
Oxigenan con gotas de mediterráneo y Atlántico
Confunden esperanzas y realidad
Se broncean al atardecer cuando el sol se baña en las aguas confrontadas
y se secan con chupas y mallas
recogen retama y pinocha y encienden la candela
Empiezan a correr las historias y el vino
los rones y los cantos piratas
sale una flor bailando por bulerías
una concha choca sus caras
y la mujer de cuerdas se lanza a contar lo que le atormenta
La música aviva la candela y duendes entonan a las barricadas
Un helicóptero vuela bajo
una patera se estrella en la piedra del cabolo
y un hombre y un bebe naufragan en la cala del Opio
Una marabunta se come los macarrones crudos
pisa las cabezas de los hippies dormidos
busca ropa seca como almas llevadas por el diablo
Se escuchan disparos verdes al aire
Los duendes bajan por la cuesta de la playa a socorrer tanta desesperación
las estrellas concentran su titilar forjando el destino decisivo
la tierra late a ritmo de jembe
Los perros ladran iracundos
y monte y tarara, se besan,
porque ha salido la luna
porque hay eclipse
porque la marea está tranquila
porque no tienen miedo a la muerte
y se aman, a pesar de los sis de los nos, de lo sinos
no hay constelación que les separe ni mar en el que no se metan si van de la mano
Y es que, la vida gira, se revuelve, estornuda, escupe y se queda sin dientes
pero el espíritu, que hace miles de años nos unió, permanece inalterable
se encuentran en el claro de eucaliptos
beben agua de un chorrito
y cantan pata negra
Se lanzan versos y besos
botellas e insultos
y yacen exhaustos debajo de los pinos moribundos
Se desquician con el levante y se refugian en el bosque
Corren con los perros
Olfatean las desdichas
y cocinan alegrías
Arrancan de raíz lo muerto
y dejan a la vida que haga el resto
Oxigenan con gotas de mediterráneo y Atlántico
Confunden esperanzas y realidad
Se broncean al atardecer cuando el sol se baña en las aguas confrontadas
y se secan con chupas y mallas
recogen retama y pinocha y encienden la candela
Empiezan a correr las historias y el vino
los rones y los cantos piratas
sale una flor bailando por bulerías
una concha choca sus caras
y la mujer de cuerdas se lanza a contar lo que le atormenta
La música aviva la candela y duendes entonan a las barricadas
Un helicóptero vuela bajo
una patera se estrella en la piedra del cabolo
y un hombre y un bebe naufragan en la cala del Opio
Una marabunta se come los macarrones crudos
pisa las cabezas de los hippies dormidos
busca ropa seca como almas llevadas por el diablo
Se escuchan disparos verdes al aire
Los duendes bajan por la cuesta de la playa a socorrer tanta desesperación
las estrellas concentran su titilar forjando el destino decisivo
la tierra late a ritmo de jembe
Los perros ladran iracundos
y monte y tarara, se besan,
porque ha salido la luna
porque hay eclipse
porque la marea está tranquila
porque no tienen miedo a la muerte
y se aman, a pesar de los sis de los nos, de lo sinos
no hay constelación que les separe ni mar en el que no se metan si van de la mano
Y es que, la vida gira, se revuelve, estornuda, escupe y se queda sin dientes
pero el espíritu, que hace miles de años nos unió, permanece inalterable
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