La cumbre de mi nada

Pensé que tus hombros eran mi cumbre escarlata
y las nubes de tu barriga, los besos escasos que me dabas
Confundí montaña con arroyo, petirrojo con gorrión y víbora con culebrilla
Anduve descalza en el nido de escorpiones y rechacé lo evidente de su peligro hasta una noche cualquiera donde sangre y odio se fundieron y nuestros labios escupieron todo el veneno del rencor
Entonces me marché por la senda de arena y olvido
no paré para refrescarme en el agua de tu saliva
ni en el aliento de tu jadeo
no quise recordar al jinete de mi montura
ni a la magnética mano de días atrás
Me mordí la lengua y me rasgué las vestiduras en el silencio de un bosque de pinos y fardos cuando el desastre era evidente
Me acomodé  en un risco y canté algo sobre la libertad
Eché a la mar enseres, deseos, bragas y dignidad y con una mochila 
me fui a buscar la cumbre de mi nada


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