Niños y niñas
Me regalan los muertos, una vida.
En plena guerra de los mundos
donde los niños mueren sin nombre
dos muertos siembran en mi vientre,
una nueva vida.
Me llenan de brazos, piernas y deditos
de cuerpecito frágil de hoja de otoño
que será simiente de nueva palabra
para un mundo que consiente la muerte de los niños sin nombre. .
Estos dos muertos míos me llenan de luz
en toda esta oscuridad de mundo indolente que bombardea hospitales
y deja a los niños sin piernas para montar en sus bicis.
Quieren los muertos que más quise,
que de mis entrañas nazca nueva esperanza,
y que con este poquito yo cultivado en margen y mar profundo
meza a otra criatura entre mis senos
y le enseñe a nombrar a los niños sin nombre que mueren mutilados en ciudades Santas.
Quieren estos muertos míos,
que lo que se está gestando en mi vientre,
sea verbo que incite a la paz
regalo que merezca ternura
voz que libere pesadilla
manos que acojan amor
cuerpo que sepa dolerse por los que no se nombran
Quieren mis muertos,
que no pierda creencia y fe
y que en mi cuerpo se reproduzca el fractal que ayude
a amarrar lo imposible
convirtiendo en reclamo popular, lo que hoy es indiferencia
y en cariño, lo que es tan odio como ver morir de sed a los niños y a las niñas sin nombre
y comerse una lentejas
Dentro de este vientre en el que mis dos muertos han hecho concebible lo infinito,
se gesta lo que todavía no tiene nombre pero que ya se revuelve
retorciéndose cuando otros sin nombre con sus manitas chiquitas
buscan entre los escombros,
un cabello materno al que agarrarse
un hombro paterno en el que izarse
un pecho que les de mamar
un peluche para su soledad
y sólo encuentran sangre y piedras
Y es que mis muertos,
el mundo está en guerra con el amor
y lo indolente es más violento que la violencia
y la indiferencia es más cruel que la crueldad
y aquí, en este mundo donde se cenan misiles y ansiedad
los niños y las niñas sin nombre forman la lista de los sin cuento
de los que pueden dormir al raso sin mantas
de los que se pueden curar sin medicinas
de los que no necesitan ni agua ni luz
y es que estos niños, no son niños y niñas
son un número más
una noticia más
un territorio lejano que existe por una pantalla
pero en mi vientre, que hay otro sin nombre
que ya se sabe como ellos
que tiene cuerpecito frágil de hoja de otoño
y ojos de luna nueva como ellos
vendrá a pedir justicia
a pedir agua, luz, medicinas, comida, abrigo, amparo y una bici
para los que como él,
son hijos del margen y del mar profundo
y no dudará ésto que llevo dentro
en alumbrar lo que hoy quieren tapar los señores del guerra
con sus monopolios mediáticos y sus acuerdos a ninguna parte
Está simiente de nueva vida que mis dos muertos me han regalado,
nacerá de las almas caídas de esta guerra que dicen Santa
y estará bendecida por el amor más profundo
que es él que muere para hacer ver a la humanidad
el infierno en el que se han convertido
Gracias mis muertos
por permitir que en mi vientre se geste la revuelta,
porque con mi poquito yo,
daré a luz a un sin nombre con palabra para nombrar a los que como él,
hablan con los muertos y son imagen de pureza divina
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