Via crucis

Limpia bien los cambios, que las cuestas son muy acusadas, y cuanto más óxido, más peligro.
En este puerto de montaña, los barrancos están detrás de los mirabobos.
A la sombra del jacarandá, te espero sentada en el valle de las nostalgias, cubierta de todas las flores violetas que una vez mujeres y hombres me dieron en ofrenda a mis entrañas.
Sube tranquilx, apreciando la vereda de margaritas desojadas, las aguas estancadas, los encinares esqueléticos.
Limpia bien los cambios, que las cuestas son muy acusadas, y cuanto más óxido, más peligro.
A mitad, el conejo muerto con la zanahoria por el culo y el elefante sin trompa ni oficio. El antiguo circo de las delicias. No te detengas demasiado que las serpientes del desierto son ahora las dueñas y conocen todas las técnicas antiguas.
Un poco más allá del cuarto destello, el hombre y la mujer sin ojos que todo lo ven. Sabixs por instinto, deambulan en la cuneta que separa la dualidad. Ellxs y sus grilletes, serán los acertijos que tu llave de crica tendrá que tratar.

Casi en el abismo, el ente que sólo siente. Los cinco sentidos entre flora y fauna y el grito de sirenas envidiosas y magnéticas. Anda con pies de nube y tápate los oídos con humildad y presente, así, los polos volveran a girar con tu sentido. Y no corras y alza el mentón, mira de frente y abre tu pecho.
Ya estás cerca, la cuesta se suaviza.
En la última oportunidad, la creatividad luchará contra el miedo, y el dragón de siete cabezas y dos troncos, gemirá para que la diosa del choto sin más cuerpo que su mirada, desnude su alma y te abra en canal.
Tu sacrificio pleno, el final de la carrera.
Limpia bien los cambios.


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