Oda a la Histeria Kolektiva

Lo femenino y sus lastres tradicionales, sus virtudes excepcionales y su apariencia siempre amable.
La virgen María como modelo (a lo Claudia Schiffer) y madre (a lo Madre Coraje) que todas las mujeres de provecho han de imitar y venerar.
La histeria como resultado a estos modelos y sus contradicciones. Una respuesta al miedo y al sometimiento interno y externo. Una expresión eufórica y espontánea del caos:
La vivencia de una soledad frágil e incomprendida, siempre a medias y a escondidas, con más tabú que verdad.
La batalla de la pulsión animal que lleva a estar y el intelecto que lleva a ser.
Las hogueras de siglos de historia  y las cenizas de brujas todavía latentes
Los pañuelos blancos teñidos de rojo y las bodas de sangre de pasiones gitanas
La lucha del clítoris entre las piernas.
El sufrimiento y el desgarro, las babas en las baldosas, los brazos tensos, el pecho haciendo de puente entre los escombros. El corazón que en una de éstas se sale y ya no vuelve más.
La cabeza que se pierde para encontrarse, los pasos con tacones de agujas sobre el barro de las estrellas. El cielo con horizonte en un mundo rodeado por fábricas.
La manifestación de la locura de ser lo que no se pretende, de extirpar los demonios propios y ajenos entre ojos fijos que ven más allá de lo visible.
Es el cuerpo que recibe el sol, que se quema por falta de protección y que arde para exigir placer. El límite máximo de la decepción y del resplandor vital

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