Fuerza hermano
Me voy pa Cádiz cabalgando el viento de levante
Desde el desierto y con sed, te buscaré hasta rescatarte de las entrañas de la injusticia.
Iré acompañada del tiempo, único capaz de impartir verdad
Te arrancaré el yugo que sobre tu cabeza amenaza y besaré cada una de tus cicatrices deteniéndome en ese tatuaje de perro callejero.
Me inyectaré la sangre que derramaste y me la beberé en la cuchara de plata que rodea tu muñeca.
Entraré en tu ombligo circulando la espiral psicodélica de tu pasado y rescataré los olvidos imprescindibles
Me sumergeré en tus pulmones encharcados de mocos verdes y penas agrias y nadaré en las aguas movidizas que tu presente revuelve en torbellino.
Amasaré cada ola de fango y surfearé hasta tu enrojecida garganta.
Pronunciaré las palabras que no pudiste oir y disiparé el ruido de las pisadas traicioneras agazapadas a la sombra de aquel grito que todavía no sabes que guardas.
Encenderé tus mejillas y el calor del desierto te refrescará la mente.
Bajaré por tu nariz golosa y me acomodaré en tu glotis inoportuna.
Allí preparé el brebaje de las brujas y lo esencial se hará símbolo vibrante.
Otorgaré palabra a tu silencio y presencia a tu cuerpo y por fin podrás mirarla a la cara desde tu corazón.
Sólo el tiempo puede hacer justicia.
Mírala a la cara hermano, es lo que ella necesita.
Desde el desierto y con sed, te buscaré hasta rescatarte de las entrañas de la injusticia.
Iré acompañada del tiempo, único capaz de impartir verdad
Te arrancaré el yugo que sobre tu cabeza amenaza y besaré cada una de tus cicatrices deteniéndome en ese tatuaje de perro callejero.
Me inyectaré la sangre que derramaste y me la beberé en la cuchara de plata que rodea tu muñeca.
Entraré en tu ombligo circulando la espiral psicodélica de tu pasado y rescataré los olvidos imprescindibles
Me sumergeré en tus pulmones encharcados de mocos verdes y penas agrias y nadaré en las aguas movidizas que tu presente revuelve en torbellino.
Amasaré cada ola de fango y surfearé hasta tu enrojecida garganta.
Pronunciaré las palabras que no pudiste oir y disiparé el ruido de las pisadas traicioneras agazapadas a la sombra de aquel grito que todavía no sabes que guardas.
Encenderé tus mejillas y el calor del desierto te refrescará la mente.
Bajaré por tu nariz golosa y me acomodaré en tu glotis inoportuna.
Allí preparé el brebaje de las brujas y lo esencial se hará símbolo vibrante.
Otorgaré palabra a tu silencio y presencia a tu cuerpo y por fin podrás mirarla a la cara desde tu corazón.
Sólo el tiempo puede hacer justicia.
Mírala a la cara hermano, es lo que ella necesita.
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