Cuerpo y escritura
Respiro, no lo digo, lo hago
Tengo una bomba de sangre palpitando en mi pecho
igual que tú
No es igual la bomba de mis tripas
"De tripas, Corazón"
esa sólo es mía
Se ha nutrido de mis experiencias, la he macerado con mi rencor, la he digerido con amargura, la he vomitado con rabia y me la he vuelto a tragar con piedad.
Mis manos también son una bomba
ésta de tinta y temblor, de historia humanista, de callos de conciencia
Las he lavado con el jabón aséptico de Poncio, arañado con la lija de la ansiedad, me he comido sus uñas de tierra y sus muñones amorfos, las he convertido en las patas de una paloma de ciudad. Las he mirado con el detenimiento de la que no le queda nada que agarrar, apreciando las rajas que la rudeza de los olivos jienenses crearon para no olvidar, que unas manos curtidas, son la mejor muestra de dignidad.
Me las he vuelto a lavar, y me las he vuelto a ensuciar, de vómitos, mocos, sangre, excrementos. Me he ido a la orilla del mar de los millones de años, las he sumergido en los suicidios que ampara su fondo, y he pedido volvérmelas a manchar con la sangre y el amor de los siglos
Bendita humanidad estúpida, tan grandilocuente, que si no se traspasa el límite infinito de la estupidez (autodestrucción) no podrá transcender.
En estas están mis ojos, que tampoco son igual que los tuyos
Me pican, y tiendo a parpadear con frecuencia. Hay uno que me falla. Pienso en no meterme speed por el agujero correspondiente. No quiero quedarme ciega. Luego pienso que el cerebro está cruzado. Vivo en un mundo de personas cruzadas. Que ven y están ciegas. No quiero quedarme ciega de ninguna de las dos formas posibles. Quiero mirar y ver. Me los lavo, con agua de un chorrito, con la orilla del mar de los millones de años y luego, miro fijamente los puntos titilantes del universo que se abre en el Estrecho margen de la magia del Caos. Intento no restregarme mucho, mantener mis manos quietas, entretenidas a lo sumo, con otro menester que no sea meterme continuamente mis propios dedos por los ojos. Es muy cruel hacerte esto a ti misma. A veces se te cansan, y es necesario restregar el revés de tu mano hasta que tus cuencas encuentren su lugar. Hay tantas cosas que pueden hacer que se te salgan las cuencas de los ojos en este mundo!
Vuelvo a tomar aliento, y miro la bomba de mis piernas cruzadas
Cerramos las piernas de las mujeres y abrimos las de los hombres. Dejamos de nutrir para conquistar, dejamos la luna por el sol, la tierra por el cielo, el alma por el cuerpo y las mujeres dejamos de parir. Abro mis piernas, apoyo las plantas de mis pies y empiezo a nutrir y fermentar lo que todavía guardo. Me coloco un cuenco de hierbas aromáticas en el coño, me cubro con una manta y limpio lo que me han embestido casi sin darme cuenta, lo que me han metido como quién no quiere la cosa bajo la argumentación de que era lo mejor. Expulso todo concepto ajeno y me quedo con la flor de la orquídea en el centro de mi cuerpo. Florece la delicada y brutal fuerza de creación, y me uno a las que estuvieron, están y vendrán.
Vuelvo a respirar, lo hago, y lo digo porque lo escribo.
Con la escritura describo mi cuerpo. Mi piel es un papiro. De esto trata todo esto: experiencias y papiros. Simbolismo. Imaginario. Cuerpo. Tú cuerpo, mi cuerpo
Mi piel tampoco es la bomba tu piel
Cada piel es única, intransferible, es el mapa de los sentidos pasados, de los presentes. Es la tensión y la frustración hecha hoja de escritura instantánea, cada vez que respiro y cuando no lo hago, ella está cambiando. Es mi planta de exterior, la que se ilumina si está fresca, relajada y tranquila y la que se apaga y se seca si está tensa, oscura, desubicada.
Y mi cabeza...
Esa bomba no te la aconsejo. Esa bomba es de uso personal. Esa bomba se conecta directamente a lo que en principio dije: tu corazón es igual que el mio. Aquí están las dudas de enlazar. Los tiempos de las historias incognoscibles, los pronombres personales, lo que aprendimos, olvidamos y recordamos en sueños. Las pasiones inconclusas, la rabia acumulada, la felicidad plena, la transformación. Mi cabeza es mi corazón y mi corazón es igual que el tuyo
Aquí llega mi vida...
Que no es más que entender que soy lo mismo que tú aún habitando pieles y entrañas distintas.
Tengo una bomba de sangre palpitando en mi pecho
igual que tú
No es igual la bomba de mis tripas
"De tripas, Corazón"
esa sólo es mía
Se ha nutrido de mis experiencias, la he macerado con mi rencor, la he digerido con amargura, la he vomitado con rabia y me la he vuelto a tragar con piedad.
Mis manos también son una bomba
ésta de tinta y temblor, de historia humanista, de callos de conciencia
Las he lavado con el jabón aséptico de Poncio, arañado con la lija de la ansiedad, me he comido sus uñas de tierra y sus muñones amorfos, las he convertido en las patas de una paloma de ciudad. Las he mirado con el detenimiento de la que no le queda nada que agarrar, apreciando las rajas que la rudeza de los olivos jienenses crearon para no olvidar, que unas manos curtidas, son la mejor muestra de dignidad.
Me las he vuelto a lavar, y me las he vuelto a ensuciar, de vómitos, mocos, sangre, excrementos. Me he ido a la orilla del mar de los millones de años, las he sumergido en los suicidios que ampara su fondo, y he pedido volvérmelas a manchar con la sangre y el amor de los siglos
Bendita humanidad estúpida, tan grandilocuente, que si no se traspasa el límite infinito de la estupidez (autodestrucción) no podrá transcender.
En estas están mis ojos, que tampoco son igual que los tuyos
Me pican, y tiendo a parpadear con frecuencia. Hay uno que me falla. Pienso en no meterme speed por el agujero correspondiente. No quiero quedarme ciega. Luego pienso que el cerebro está cruzado. Vivo en un mundo de personas cruzadas. Que ven y están ciegas. No quiero quedarme ciega de ninguna de las dos formas posibles. Quiero mirar y ver. Me los lavo, con agua de un chorrito, con la orilla del mar de los millones de años y luego, miro fijamente los puntos titilantes del universo que se abre en el Estrecho margen de la magia del Caos. Intento no restregarme mucho, mantener mis manos quietas, entretenidas a lo sumo, con otro menester que no sea meterme continuamente mis propios dedos por los ojos. Es muy cruel hacerte esto a ti misma. A veces se te cansan, y es necesario restregar el revés de tu mano hasta que tus cuencas encuentren su lugar. Hay tantas cosas que pueden hacer que se te salgan las cuencas de los ojos en este mundo!
Vuelvo a tomar aliento, y miro la bomba de mis piernas cruzadas
Cerramos las piernas de las mujeres y abrimos las de los hombres. Dejamos de nutrir para conquistar, dejamos la luna por el sol, la tierra por el cielo, el alma por el cuerpo y las mujeres dejamos de parir. Abro mis piernas, apoyo las plantas de mis pies y empiezo a nutrir y fermentar lo que todavía guardo. Me coloco un cuenco de hierbas aromáticas en el coño, me cubro con una manta y limpio lo que me han embestido casi sin darme cuenta, lo que me han metido como quién no quiere la cosa bajo la argumentación de que era lo mejor. Expulso todo concepto ajeno y me quedo con la flor de la orquídea en el centro de mi cuerpo. Florece la delicada y brutal fuerza de creación, y me uno a las que estuvieron, están y vendrán.
Vuelvo a respirar, lo hago, y lo digo porque lo escribo.
Con la escritura describo mi cuerpo. Mi piel es un papiro. De esto trata todo esto: experiencias y papiros. Simbolismo. Imaginario. Cuerpo. Tú cuerpo, mi cuerpo
Mi piel tampoco es la bomba tu piel
Cada piel es única, intransferible, es el mapa de los sentidos pasados, de los presentes. Es la tensión y la frustración hecha hoja de escritura instantánea, cada vez que respiro y cuando no lo hago, ella está cambiando. Es mi planta de exterior, la que se ilumina si está fresca, relajada y tranquila y la que se apaga y se seca si está tensa, oscura, desubicada.
Y mi cabeza...
Esa bomba no te la aconsejo. Esa bomba es de uso personal. Esa bomba se conecta directamente a lo que en principio dije: tu corazón es igual que el mio. Aquí están las dudas de enlazar. Los tiempos de las historias incognoscibles, los pronombres personales, lo que aprendimos, olvidamos y recordamos en sueños. Las pasiones inconclusas, la rabia acumulada, la felicidad plena, la transformación. Mi cabeza es mi corazón y mi corazón es igual que el tuyo
Aquí llega mi vida...
Que no es más que entender que soy lo mismo que tú aún habitando pieles y entrañas distintas.
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