Momento de entendimiento

Escribo entre las tetas y las camisetas de encaje
Con el vello de punta y los pezones alerta
Con la boca llena de marihuana y las manos de arena
Con las garras de los pies sujetándome a la última luz de la noche
Quince veces no han sido sufiecientes para borrar las quinientas anteriores
Mis ojos se rasgaron con rabia y odio, y el amor, vaporoso como la sirena de las tinieblas, decidió ahogarse la madrugada pasada.
Entre sueños vinieron a visitarme las pleyades rebosantes de maravillas celestiales y untaron mi cuerpo de una fortaleza sólo comparable con la entereza de querer morir para vivir.
Y en ese momento, empezaste a ser otra cosa.


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