Todavía estoy a tiempo

Despacio, que ni la espalda ni Roma se hicieron en cuatro días.
Lo que deseo mide mas que los segundos, los dias, los siglos... menos que la sonrisa de mi sobrino.
Grandes dosis de paciencia si quiero que la magia poética no me trague cualquier noche sin luna.
Muchxs niñxs hablándome desde el reino de la fantasía y sus ojos, entornados, bien clavados en mis noches de millares de estrellas fugaces.
Madres que hablan de Venus y abuelas que se tiran al suelo con una sonrisa en busca de las migajas,y tener, tener, los ojos abiertos como lunas llenas, lunas de sangre y sal que reflejan el amor y el odio con la misma intensidad y se abren como orquideas dispuestas a ser fecundadas.
Me han contado donde está la tienda de los deseos y tengo hambre de delicadeza y sinceridad.
Esta vez solo puedo entregarme a la esencia.

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