La trampa

Hay muchos tipos de trampas, las hay para los pobres, las hay para los ricos. Las hay para las altas y guapas, para las feas y gordas, para los salados, los sosos, los gordos, flacos, con barba, con gafas, con la nariz muy grande, con la nariz muy pequeña, con la lengua muy larga, la falda muy corta. Hay millones de trampas, tantas, como seres humanos. Lo único importante aquí es una cuestión  edad, y es que se cumple la terrible relación de que cuánto más mayor, más honda es tu trampa. Siempre hay excepciones, personas que consiguieron escapar de ella, pero como ya digo, estos son casos especiales.
La trampa puede resultar un animal muy voraz y sutil a la vez. Te come sin darte cuenta. Poco a poco te va seduciendo, casi pareciendo todo lo contrario, y te va inmiscuyendo en sus ardides, despacio, rápido a veces, a golpes secos, progresivamente. Va calándote como aquella gota que corre salvaje por las venas; se vuelve adictiva e irracional, caprichosa, egocéntrica; la trampa siempre quiere ser alimentada, no tiene hambre pero debe seguir comiendo.
Se alimenta del fanatismo y el miedo, del mejor malo conocido, del para qué más. Tiene excelentes discursos preparados con la racionalidad, el orden y el saber hacer como banderas. Se levanta estoicamente  proclamándose dueña y señora de la correcta moral y en su discurrir por tales veredas, pisa a la tolerancia, escucha, compresión, empatía, verdad... sin duda alguna. La trampa, como vemos, es muy sutil, sin embargo, tiene su talón de Aquiles, la puedes distinguir porque siempre su realidad, es la más correcta. Aquí está la trampa.
Envuelta en maquillajes y dietas, debajo de capas y capas de mass media; información basura, debates basura, marionetas basura,asesinatos a sueldo, genocidios sin dueño... Y sigo... Hipotecas, bancos, familias reales con somalíes debajo de un puente en Austria y un tropel de veinteañeros y treintañeros en la puerta del BBK Live, la otra que cobra la RGI, que tiene una hija y que no le alquilan un piso. EL otro que se juega la vida y se endeuda de por vida por un trozo de tierra que no existe, el otro que también se juega la vida y se endeuda de por vida, por distinta y misma razón. Y es que... Cuánto sueño roto trae la trampa. Cuánta salida por, las pastillas, las terapias, la droga, la prostitución, el alcoholismo, la ludopatía, anorexia, trastornos obsesivos, esquizofrenia... cuántas salidas falsas tiene el laberinto de la trampa, todas ilusiones cercanas, fáciles, aparentemente inofensivas, algunas más extensas en el tiempo, otras más intensas y penetrantes, todas autodestructivas, puertas que conducen directamente al vacío casi sin darte mucha cuenta.

La labor de los medios que quieren ser libres, es escapar de la trampa. LLamar a las cosas por su nombre, cuestionar, reflexionar y actuar bajo la cooperación; esto es el respeto a la tierra y a la vida. Quién no respete esto, ha caído inevitablemente en la trampa. Las niñas y los niños lo tienen muy claro, por eso decía al principio que lo letal de la trampa reside en el tiempo.

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