La soledad no existe

Cuando un qué tal hacia otra persona se convierte en la fórmula de entrada para soltar tu propia perorata, es que tu nivel de escucha y ansiedad está desfasado
Cuándo pierdes la confianza en que la respuesta de ese qué tal te puede servir para construir en común y dialogar entre lxs implicadxs, es que te has dejado contagiar por la ansiedad social que reina a lo reina de Alicia en el País de las Maravillas
Cuando el tiempo dicta tu acción y olvidas que el corazón es quién marca el ritmo
es que... aunque tu baile tenga técnica y esté aceptado, la realidad es más fea, aburrida y egoista con esos pasos aprendidos y esa melodía manoseada
Sólo se te escucha a ti
Porque ya cubierto con esa fórmula de entrada y aprovechando que tu interlocutora no es de las que rajan como si no hubiera un mañana, empiezas tu perorata y tus imperativos, tu papel de víctima y tú reafirmación, tú el más importante
y eso me deprime
porque lo veo todo el rato
porque casi todo el mundo lo practica
porque hace que la vida sea mucho más densa
porque me siento invadida y frustrada
Porque deseo el presente y sólo encuentro discursos del pasado y del futuro
porque no se pueden tocar otras dimensiones cuando tu interlocutor, está esperando que termines para soltar lo suyo y entonces, lo suyo, que un momento te podía interesar, se envuelve de frustración y apatía, de ganas de abandonar nuevamente
Sin embargo, sigo, la soledad no existe.


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