Requiem por una utopía


Déjame que vuele tan alto como tus trucos de hombre protector.
Esta vez no necesitaré ningún arnés.
No tengo miedo del que dirán
Ni de las altivas con voces de pito
Ni de los granduñones de miradas lascivas.
No tengo miedo del martirio, ni de la hipocresía, ni de la mentira, ni del futuro, ni del pasado, ni del presente.
Ahora estoy preparada para lanzarme al fondo de aquel pozo que esconde nuestro amor prohibido.
Estoy en el borde y sólo pienso en saltar.
Las alas que me han crecido me salvarán de chapotear en la ira, que una y otra vez, nos vapulea.

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