Viene, va, nos veremos

Todo se va, y parece que al final no queda nada.
Ni cenizas.
O quizá... su cuerpo sirva de colchón para un rosal.
El verano pasó, el invierno seguirá, pero el otoño, el otoño está aquí en la presencia del día gris, bochornoso, de cemento y asfalto: Huele a muerte.
La atmósfera limpia las excremencias de un año intenso, por decir algo.
 Y se lleva a Lola, y me lleva a mi y ya, cualquier camino me parece intransitable.
No se me dan nada bien las despedidas.
Te he querido mucho, te sigo queriendo y se me sale un chorro de dolor feísimo y apestoso del pecho pero ni una sola lágrima.
Nos vemos algún día, Lola.

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