Y quizá... ni siquiera haya playas.
Sopeso las
posibilidades de la dignidad humana mientras pateo una lata de birra
Hay millares a mi
alrededor, como personas.
La playa está
plagada de plásticos y de tetas de plástico
Se lo pasan bien
pero ni si quiera se dan cuenta
Arrojan lo primero
que tienen a mano a las fauces de una tierra herida
ahondando aún más
en la infección mientras juegan a las palas con desgana
Una corrupción
entrópica positiva, es decir, la descomposición de todo no es
regenerativa, los restos de plástico jamás se transformarán en
mariposas y el mar mañana no estará más limpio
Humanos en
conciertos de desconciertos, aplaudiendo y mirando al frente, atadxs
a la danza de la represión, incapaces de soltar esas cuerdas
invisibles que cada día lo atrapan más en esta telaraña de basura
que hoy piso como arena de cemento.
Siento ver lo que
veo pero ahora me toca dejar de ser ilusa.
NO pudo ser antes,
porque antes tuve
ilusión y si se tiene, se pierde, y he perdido, todavía me queda,
pero ya no está intacta; un queso rouger al fondo de mi estómago;
la rata que soy se lo está comiendo de poquito a poco; la ilusión
es un bocado muy dulce y muy sensible al paladar existencial.
El Sol sigue
implacable, son las dos de la tarde de finales de julio en cualquier
sitio de Andalucía, al amparo de un calor no recordado desde los
ochenta, y afuera, las familias del capitalismo tardío, sobreviven a
la sequía moral a base de raticos de cerveza, patatas fritas,
aceitunas en vaso, Sálvame de Lux y neveras azules a medio
descongelar en medio del desierto de la nada, esperando en lo más
sombrío de sus corazones, que pase una guerra debajo de su casa y
puedan comprender quiénes coño son,
pero...
Todavía estamos
protegidos por una sombrilla de cinismo e ignorancia, a la sombra de
la independencia y creatividad, jugando al ahorcado mientras otrxs se
matan y hablando memeces como modo de vida y parece que el Sol, no
achicharra tanto.
Yo sólo pido que
los rayos U.V.A. sean el castigo más laxo de los Dioses,
Pero...
Júpiter siempre
estará en guerra con Venus, y el Sol, que sabe más por viejo que
todos los planetas juntos, hace lo que tiene que hacer, lo mismo que
ha hecho siempre, a saber: lanzar llamas para que todo siga como
tiene que seguir, que no es ni más ni menos, que con los mejillones
anidando en botellas de plástico y los gorriones pariendo en las
farolas, a la luz de una progresiva decadencia, que quizá algún
día, se transforme en entropía negativa dejando volar a las abejas
extintas, guardianas del instinto, la libertad y la creación, hacia
la luna que menea el vientre de La Marea, y quizá, entonces, pueda
el mar amanecer limpio y sano, y Júpiter y Venus, hagan las paces,
y brillen juntas sin rencor, y las personas, las personas de la
playa...
Pues...
Quizá ya no estén
Y quizá ya... ni
siquiera haya playas.
Comentarios
Publicar un comentario