Casi en otra vida

LLovió mucho y nos quedamos encharcados.
Las calles estaban demasiado sucias para beber de los charcos.
EL lodazal impidió que sacásemos las piernas
Enquistados en el orgullo, nos salpicaron los coches,
porque la vida seguía, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
 

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