Instrucciones para ser un árbol sano

No inyectarse botox cuando cumplas cien años
No meter tus raíces en asfalto
No permitir que tu sabiduría se seque por falta de riego
Tener mucho cuidado con los pesticidas y abonos de Monsanto
No ponerse tacones para parecer más esbelto
No plantarse cerca de aguas contaminadas, asentamientos urbanos masificados,  antenas de telefonía, fábricas químicas y pesadas y/o centrales nucleares.
Permitir que los pájaros se posen en tus brazos
Tratar a tus brotes con suavidad, cariño y ternura
Compartir con los insectos tu tronco
Considerar las grietas y surcos de tu corteza, parte de tu experiencia
No dejar de querer alcanzar el cielo
Aguantar la frialdad de los inviernos, el calor del verano y la explosión de la primavera. No aferrarse demasiado a la melancolía cuando llega el otoño (para el caso de árboles de hoja perenne y/o tendencia poética)
Tener mucho cuidado con los incendios del corazón
No oponer resistencia al movimiento del viento
No  permitir que talen tus esperanzas
Aceptar que hay tantos bosques diferentes como árboles coexisten
Fomentar el uso de tu copa y tronco para el disfrute de otros animales.
Sanar con tu naturaleza
Dejarte abrazar para transmitir tu energía e historia
No tener miedo al paso del tiempo
Ser paciente
Notar el pulso de la madre tierra
Retener la tristeza los días de lluvia
Crecer vigoroso los días de sol 
Permitir que te corten tus ramas enfermas
Cuidar a tus frutos hasta que maduren
Dar sombra cuando todo quema
Y finalmente... vibrar, vibrar lo más posible, en tu natural frecuencia.



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