El cielo estaba sepia

La guitarra agitó tus párpados
Algo corría por tu mejilla sin querer
No querías rascarte pero la herida te escocía
Y te rascabas con esa guitarra
Tus ojos se dejaban hacer
La gota resbalaba y te escocía la mejilla
Era la aventajada, la incómoda, el espejo, la interferencia en la sequedad
La guitarra se metió dentro de ti
Agudos y bajos en armonía sincronizaron la única lágrima
Enfrente del mar llegó hasta tu boca, pasó por tu lengua, subió al cielo de tu paladar y se deslizó por la garganta,
llegó hasta tu estómago y allí el recuerdo perdió el consuelo
Y dejaste salir muchísimas más
Y el mar empezó a crecer
Y la luna se removía inquieta
Y los atunes perdían el norte
los calamares dejaron de parir chopitos y los percebes se caían de las rocas
Todo se detuvo menos tus muchísimas lágrimas y esa guitarra, único consuelo de tu soledad.
 

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