Poema óptico

En los dedos tengo la ceniza de un mundo derrumbándose
Veo como miras mi yemas sucias, y palpita en tus labios el beso para fundirte en ella
De tu boca no emergen tus ansías, un pobre aliento de redundancia apaga la llama de tu ser
-Tienes las yemas sucias-
Por mi cara resbala lo que no ha sido verbalizado
La patria suicida
El dueño sádico
La niña abandonada
Las mujeres desaparecidas
Los hombres sin consuelo
Los animales extintos
La tierra mutilada
Los prejuicios, los juicios y las represiones
Te vuelvo a mirar intentando convertir mis ojos en cuarzo y ver el arcoiris guardado en ti
Mis yemas siguen sucias
Mis ojeras siguen moradas
Mi uñas perfiladas en mugre
Mi ropa roída
Mis mejillas húmedas y tiznadas
Me miras desde tu máscara de pestañas, parpadeas, vuelves a parpadear,
la sorpresa y las ganas abanzan desbocadas por las venas del caballo ganador, tu presión arterial sube de las raíces de tus ancestros, tus labios vuelven a palpitar ese beso del abandono a la realidad
De la consciencia y el respeto
De la sabiduría y la fuerza
Leo en ellos, al ermitaño y a la emperatriz, a la sacerdotisa y al loco, al mundo como carro y al universo de la estrella
La saliva de tu boca se torna amarga
Quiere esputar toda la sin razón
Decirme que ella está sucia y no es sucia
Que todo está sucio y no es sucio
Que en su garganta guarda la sílaba de la vibración cósmica
Le digo que no hable, en sus ojos ya está la armonía

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