Con mi poesía y mi soledad

Cogí la calle y la hice piel
Me sumergí en sus callejones de gente de mal vivir y marqué mi taconeo vital
Pinté sus paredes con el carmín de la esperanza y la desobediencia
y me senté en sus escalones con mi poesía y mi soledad
Permití que mi alma vagara en la frontera del fracaso a golpe de txupito y speed
Hice esquina junto a la desolación y el arrebato
y me marché al compás del tiempo y Extremoduro por la vereda de la puerta de atrás
Me perdí en el laberinto nocturno de lunas urbanas
me confundieron con Ariadna
me dijeron bruja
chamana
yonqui
puta
e hice de la Calle Cortés de Bilbao, mi lugar de residencia,
de los parques, mis santuarios y de la decadencia, mi piso bohemio de Martzana 16
Atrapé la belleza de las personas de más, venidas a menos
y vomité en servilletas de bares, lo tierno de perderlo todo
Pisé mierdas y especulaciones en paseos para perros con bozal y acosada por policías, delincuentes y ciudadanos ejemplares, me subí al planetario a comprender el designio de las gitanas
Entendí que me debía de marchar de la ciudad de los tilos
Me compré una caravana y unas cartas del tarot y crucé el Estrecho
Me llené de otras calles; de otros ojos, de otros adoquines
de otros barros y otras tormentas, de otras nieves y otras barras, de otros que eran los mismos que dejaba atrás
Y  entonces, busqué otro escalón para sentarme con mi poesía y mi soledad.








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