En la punta de la paloma

Ellxs se deslizaron por las dunas, se dieron la mano en el sendero de los pinos moribundos, encontraron un chorrito de agua pura y nadaron con las morenas en la roca del queso
Perdieron sus ropas cuando sopló el levante y se acostaron con la luna meciendo su tienda de campaña
Cantaron las grandes baladas de los viejos tiempos alrededor de una hoguera con los pies llenos de heridas y bailaron verde, te quiero verde, en funerales a la orilla del Puerto de Algeciras
Se nombraron seres de fe e hicieron manada en la punta de la paloma
Se acompañaron de perros y guitarras, olores ricos y manteca de la buena
Conservaron amarguras y elevaron las alegrías
En las arrugas de sus rostros encontraron el misterio de las mil y una noches
Eran protegidos por peces voladores y duendes que cantaban a las barricadas
Salpicaban esperanza
Recogían los naufragios y salvaban a la vida de la miseria humana
Hacían de la humildad, manta de ternura y pulgas y con sus manos de uñas negras, velaban el sueño de las lapas
Seres de comidas eternas y licores dionisíacos, sin miedo a bailar solos y siempre dispuestos a compartir su mesa
Compañeros fieles de la aventura y el fuego
Con costras, cicatrices y una canción siempre dispuestas a levantar la tristeza y la botella
De brindis rápido y mirada profunda, con un verso guardado en la cámara del desastre y un gesto único para cada tropiezo
Auténticos piratas del Estrecho , con muy poca verguenza y mucha sal, secos y húmedos a la vez, destrozados y brillantes
capaces de hacer de la vida, un paraíso infernal
y de mi corazón, una eterna contradicción


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