Destino

Prometo ir a recoger los rabanitos.
Es promesa de honor y Karma.
Porque en mis venas y en mi coño, corre la sangre de una guerra pasada todavía no claudicada ni satisfecha.
Veo en las manos moradas de mendigos arrodillados en mitad de la calle, los años de lepra e inquisición.
Compruebo en mi piel que la vida no ha cambiado, y me digo ¿Hasta cuando la utopía señorita Más?
Hasta que haya rábanos que recoger.
Mientras que haya una sola gota de agua corriendo por un arroyo seco, la señorita Mas estará allí, puede que de pasada y pasada, con sus pintas de ravera salida de contexto y la sangre en sus bragas, o sin bragas, pero presente e inocente. Dispuesta a reir y a besar, a llorar, cuando las penas sean grandes y las alegrías sinceras, y a escribir todo, todita su existencia.

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