Decisión

Puedo escribir lo que quiera pero decidir... eso se me escapa
Si hubiera sido maga, quién sabe.. Quizá convirtiera los bosques despeluchados en montes de árboles centenarios, la selva en amante de la humanidad
Me dicen, otra vez, que salga de la oscuridad
Lo sé, esta vez...
Estoy muy oscura
Visto de negro
No puedo mover el cuello
El brazo derecho no obedece
El aliento me falta
Duermo quince horas
Quizá es que llega el otoño y las flores secas son barridas por los vientos del sur
O la duda, harta de tan acalorada discusión, ha decido terminar con su hastío. Y eso deviene inevitablemente en una decisión. En varias: tajantes, inflexibles, propias de una persona que está a punto de cruzar al otro lado:
De ser la rata que le pronostica el horóscopo chino y navegar en las aguas pestilentes de un río seco
De limarme las uñas en la podredumbre del capitalismo y sonreír con el diente de oro que muerde a los niños y niñas infectándoles de aburrimiento y egocentrismo.
Pero aún... guardo el último truco debajo del corazón, y si este no funciona, me lo arranco.


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