Entender, aceptar y llorar por no saber.

Cuando entiendes que el cariño es infinito, las posibilidades se vuelven eternas.
Cuando sabes lo que eres, ya no hace falta decirlo.
Cuando sientes que la culpa no existe, las víctimas son verdugos y los verdugos, víctimas.
Cuando ves que siempre llueve a gusto de todos, vender paraguas se vuelve secundario.
Cuando compruebas que el caos es el orden, el firmamento se torna la respuesta.
Cuando en tus ojos veo que jamás podré vivir con nadie tan feliz, me quedo ciega, y lloro, porque todavía... soy incapaz de aceptar que no estoy sola en el mundo.

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