Andalucía, sin patria ni dueño.

Tierra del quejío que me vio nacer
A la luz de un atardecer sepia, mis pies tropezaron con su primera piedra
Barro de sangre, arenas movedizas e implacable sol
Soy de Jaén, de la tierra del ronquío.
De los poetas que se cuelgan de los olivos.
De los galgos de cacería
De escopetas a pajarillos y de migas a la mañana.
Vengo de un banco de sardinas donde los espetos más confiados, quedan para siempre atravesados por un palo.
Todas las brasas que traigo debajo de mi acento, son las sílabas que nos prohibieron pronunciar, y nosotras, aceituneras altivas, hoy cantamos bajo la amenaza de destierro.


Hoy vengo a desquitarme con mi tierra.
Vengo a cantar las saetas que hirieron al tiempo y a la sabiduría
Que nos dejaron de rodillas ante excelencias vergonzosas
y nos convirtieron en souvenirs de televisión
Vengo a quejarme a otra tierra para saldar mi deuda.
Para gritar por una Andalucía libre, porque en Andalucía, ni tanto cuerno ni tanta monja
Que las hay que luchamos
Que movemos la falda y damos candela al mundo
Porque nosotras no tenemos patria ni dueño
Hacemos la guerra donde el corazón nos manda.

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