PSICODELIA

La psicodelia tiene que renacer de las cenizas de nuestro cerebro
Moldearse con el barro y deformar las formas formando figuras fatales
Atrapar los brillos de las miradas y pintar con ellos el resultado de la imaginación
Quemarse en la hoguera de su placer, recitar versos a la luna llena, bañarse en la insumisión, traspasar cualquier frontera,
adorar a las plantas, saborear sus jugos y dejarse llevar por su magnetismo.
La psicodelia ha de ser la salvia del corazón, el colirio de nuestros ojos, las uñas de las manos, de los pies, los codos en los brazos,
los tobillos sin grilletes, las voces sin temblor, el paso bien firme, la fiebre constante, la pasión viva, el dolor sentido, el amor querido, la batalla vencida a la insensatez.
Porque la psiodelia es coloridamente libre:
Verde
Amarilla
Roja
Azul
Rosa
Negra, blanca... es parte de cualquier piel y sentir:
Forma la forma de lo deforme de forma informal generando formas intensamente interesantes y geniales y por supuesto, fuera de lo formal.
Es el pan nuestro de cada día, la piscina con olas, el útero debajo del agua, la copa de luna en mi coño brindando con el mar.
Es la claridad y pasión en los días de hastio de la ciudad de infinitos grises.
Es la sangre fluyendo fuera de la represión, con los sentidos alerta, el pulso constante, la energía que sólo algunxs son capaces de entender, aceptar y contagiar.
Tengo el virus de la psicodelia en cada uno de mis actos, en la música que me lleva más allá, a sitios donde mi palabra no tiene ni candados ni juicios de formas, donde ni siquiera tú, tienes espacio.
Es lo más íntimo y potente de la sabiduría y el saber estar, el máximo esplandor del juicio, la expasión de los sentimientos, el movimieto del cuerpo liviano, completo, la entereza hecha órganos, tripas, sudor, piel, pelos, olor, mocos, flujo y sangre.
Es la loba aullando a la noche que el mundo sólo es mundo, que el mundo es el MUNDO, que EL MUNDO ES EL PUTO MUNDO Y QUE ES SUYO.
Una muerte siempre demasiado intensa, colorida y tempranA.
El consumo despiadado del ser libre en las hogueras de la vanidad mundial.
La unika cerilla en pleno levante de hipócritas y cobardes.
La llama que enciende la traka final.
El farol que lleva al infierno.
El cielo de locxs y sensibles.
El úniko YO.






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