La máscara

Mis raíces son aéreas y los nenúfares rozan la cintura
Que pena que lo limpio dure tan poco
Que se pise tan rápido el fregado, eso pensarás cuando poco a poco, te vuelvas a poner esa máscara que no te deja respirar, ni hablar, que solo te permite gemir y gemir, tragar sin digerir las miserias humanas, las conversaciones banales, la ausencia de honestidad y las puestas en escena.
Querrás abdicar de la humanidad
Ladrar, aullar, arañar, correr y hacerte bicho bola
Dejarás de hablar
Te acusarán de aislamiento
Extrañeza
Locura
Intentarán recluirte, domesticarte, ignorarte y acobardarte. Hacerte inútil, fácil, previsible, controlable. Te marcarán como a los cerdos
Y la máscara, que en un principio sólo era un escondite, se convertirá en tu primera piel perdiendo para siempre las raíces y nenúfares que rozan tu cintura



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