NO se dejaron cortar las alas

Cuando la fortaleza abandona el nido de la seguridad y se lanza en emigración al País de Nunca Jamás, las golondrinas velan su partida en la copa de los árboles centenarios
Protegiendo las montañas el transitar de las nuevas almas en vuelo, animan la acción del ascenso a lo imposible
La muerte acecha al final del camino: La última parada de la utopía se esconde después de las nubes.
Y los pájaros que aún nacidos con este saber, vuelan al País de Nunca Jamás, es que... no se dejaron cortar las alas.

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