Cuando el tiempo sabe lo que hace

Un, dos, tres, cuatro, hasta mil puedo contar y todo son alegrías y fantasías.
El contraste de la tristeza y la felicidad, del sol y la niebla, del amor, del odio, del saber dar y recibir y la grandeza de disfrutarlo.
Del árbol y su sombra, del amanecer y su reflejo, del blanco, del negro, de la pachamama encarnada en mujer.
De la siesta a la sombra de los pinos, de las charcas de culebras y adelfas, de la luna (otra vez la luna) y la marea salvaje, arriba y abajo, embarazada y recién nacida infinitas veces.
Sobre dos patas y dos brazos, dos manos y dos pies, una bateria y una trompeta y dale Albert que todo haga Pla.
He descubierto el poder, la fuerza, el yo todopoderoso y olvidadizo. La Alicia maravillada ante los regalos de la vida, el ser presente y tranquila, mi escribir hasta siempre, hasta que me sangren la yema de los dedos. He sentido los ojos de la pureza, la mirada del niño jugando a vivir. La protección sincera y apasionada y el caminar dando saltos, vueltas,volteretas, siempre en la cuerda floja, en el salto al vacío, entre patadas al suelo y caídas en el monte de los olivos.
He bajado entre las piedras y comido algas, me he escondido como una rata y volado como una gacela Thomson. He mordido el polvo, la arena, los labios, las orejas, atragantándome de amor y escupiendo paz.
Me doy media vuelta, el ritmo sigue en su sitio, y otra vez el equilibrio y otra vez el amor.
De puntillas, con postura de buda, con brazos fuertes, mirada infinita, competidora nata.
Y ahora... Nos vemos a menos cuarto.

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