He destruido el altarico de nuestro amor

La prima duerme en mi cama
bajo el manto sagrado que honra a la personalidad.
Le acompaña un ser de insensata vida y gustos enrevesados. De guiskis solos y calientes en vaso de tubo pringado de dedos.
La Lupita ronca en el sofá, tiene suerte, ella es asexual.
Lasha de Sela canta una triste melodía, parece que la Lupita reacciona, a veces ve espíritus.
Lasha dice algo de esperanza, y recuerdo que ayer alguien me habló de una mora muy grande pero muy rodeada de zarzas... lo mejor era comerse las del borde... menos sabrosas pero más accesibles... en ese momento, se jaló mi esperanza.
Luego ese mismo, me llevó a su cuarto... a su cama... a sus brazos...para echarme después.
Y yo, me marché de una vez por todas hecha un zumo de mora.



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