Hoy

Me levanto con el gris del cielo alcanzando las ventanitas de los tejados.
Mis compañeros me arropan con una mantita de punto
Tengo la cara blanca, las uñas limpias, el sosiego de las vencidas al fin.
La resaca da sus últimos estertores, mis pulmones poco a poco se van abriendo, mis cicatrices cerrando, mi corazón empieza a latir poquito a poco.
Mi cabeza se cuadra con sus límites y sus armas de serenidad.
Las puertas se empiezan a abrir, por las ventanas entra aire fresco, el porterillo responde y otra vez, hay unas sandalias de esparto esperándome en la puerta.
Hoy es el día: cambiaré de dormitorio y de sueños.

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