En la estacada

Podría llorar tu pérdida, pero me entretengo escuchando canciones de amor.
A lo lejos del ciberespacio, tu orgullo sexual herido y mi útero latente.
Todo lo veo tan azul como las películas de los 80.
No hay vino de resurección y si mucha sangre de virgen.
Los tambores redoblan la muerte del padre
Las campanas de tu voz repican constantemente mi cerebro.
La luna tiene infinitos agujeros por los que derramarse.
Santa la Semana de la Primavera que nos pillo con la cama deshecha, la manta en la cabeza, el culo al aire y mucho virus circulando.
Desde el horizonte de la vinagreta de aceitunas, clamo el despertar del sueño y que me pille confesá,
pa qué no me coja el catarro de muerte engendrado en el frío sin tu amor que me persigue sin cesar.



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